Hernando F. Calleja
No se me asusten con el título, que no voy a comentar ninguna serie turca de la televisión. Me refiero a la inflación y a la situación de perplejidad en la que están sumidos los bancos centrales occidentales al comprobar que la escalada vertical de los tipos de interés, cuyo perfil se asemeja al de los puertos más escarpados del Tour de Francia o de la Vuelta a España, no ha obtenido resultados plenamente satisfactorios.
La exuberancia irracional de la expansión monetaria, instrumentada por la pandemia de COVID 19 y por la guerra cerril de Rusia contra Ucrania están en el origen de esta crisis inflacionaria. Es un hecho comúnmente aceptado por su obviedad.
No fueron pocos (y por aquí hubo unos cuantos) que se felicitaron de que la FED y el BCE dieran respuesta a las crisis sobrevenidas de la pandemia y la guerra con una generosidad monetaria sin precedentes. Y aprovecharon para atacar las políticas restrictivas aplicadas por los bancos centrales en la crisis financiera anterior, como si fueran situaciones intercambiables.
¡Esta es la fórmula! Se felicitaban por aquí cuando generaban déficit y emitían deuda sin ton ni son y el BCE miraba para otro lado y tragaba con todo sin rechistar. Pero el océano de deuda nos trajo una inflación disparada. Y la respuesta de estos mismos expertos fue tajante. Será un brote breve y poco profundo. Y cuando la inflación superó los dos dígitos, apuntaron. Es más profunda de lo previsto, pero seguirá siendo breve.
Tampoco acertaron
Y ahora, que por si no lo han notado ya estamos en septiembre, miramos con ansiedad a los jefes de Fráncfort esperando señales que no llegan. Las reuniones y encuentros veraniegos entre los banqueros centrales han dejado la sensación de que ninguno tiene claro qué deben de hacer.
¡Vete! O quizás quédate un rato más quiere decir, sigamos subiendo los tipos hasta que la inflación esté doblegada o acaso es mejor que dejemos los tipos donde están y convivamos durante un tiempo con una inflación por encima de lo recomendable, no vaya a ser que nos pasemos de frenada.
(Los genios que siempre aciertan, han sacado del cajón la fórmula mágica, que consiste en subir los objetivos de inflación uno y hasta dos puntos y desacralizar el 2 por ciento).
En resumidas cuentas, los que deben decidir están, más o menos, tan perplejos como nosotros. La única diferencia es que nuestra estupefacción no tiene sueldo.
P.D. No me gusta que un Estado que acaba de incorporarse al llamado grupo de los BRICS, que comandan Rusia y China, sea el principal accionista de Telefónica. Calificarlo como “un grupo saudí” no es más que una broma de mal gusto. Es el Estado saudí, que controla abrumadoramente el capital de STC. Su interés no lo ocultan. “Telefónica posee una cartera única de activos de infraestructura y plataformas tecnológicas de última generación …” reconocen los compradores. Yo añadiría que tiene datos personales sobre millones de españoles de un valor incalculable.
https://www.diarioabierto.es/672165/vete-o-quizas-quedate-un-rato-mas