Hernando F. Calleja
Me inicié en el periodismo hace ya mucho, mucho tiempo. Tanto que mis primeros pasos estaban sujetos al escrutinio diario del gobernador civil y secretario provincial del Movimiento, a pesar de, o precisamente por, lo que decía un sarcasmo legal de libertad de prensa que había patrocinado Fraga Iribarne.
Pongo en situación al lector para que se entienda que ni siquiera durante aquellos años ni siquiera por un gerifalte de los de antaño tipo Solís Ruiz he tenido razón de unas declaraciones tan llenas de fatuidad, presunción, vanidad o ebriedad de poder, como las pronunciadas por la señora Calviño Santamaría, vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, a propósito de la presentación de su candidatura a la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Afortunadamente, el testimonio fue retransmitido y se puede volver a escuchar por aquellos que necesiten verificar la exactitud de la cita, por quienes desconfíen de la pulcritud de este escribano o por quienes queden estupefactos si todavía no las conocen por haber desenchufado durante las vacaciones. La señora Calviño Santamaría ha dicho que “cualquier otro candidato hubiera supuesto dar la batalla por perdida”. Ha utilizado, sin duda, el término batalla para acrecentar el sentido épico de su postulación al cargo bancario al que aspira.
Insatisfecha, sin duda, por la vaguedad que supone referirse a “cualquier otro candidato”, que sería, además un reconocimiento de que pueda haber en España o en Europa alguna persona con capacidad y merecimiento para el puesto al que aspira, quiso que no cupiera la menor duda sobre lo ineluctable de su destino y subrayó que “solo una candidatura con mi nombre tenía las máximas opciones”. (A lo peor se lo oímos a Trump si gana las primarias de su partido)
Para alguien que ha tenido que dar cuenta de que la deuda pública aumentó en solo el mes de junio en 26.930 millones de euros hasta colocarla en 1.568.971 millones de euros (1,568 billones, para abreviar) debe de considerar que este desastre puede ser un aval de buena administración para lograr ser banquera en Bruselas.
Y para que no quede ninguna duda, deseo que la que se tiene por la única candidata posible entre 448,4 millones de europeos para ser prestamista oficial de la UE, consiga su objetivo y se vaya con viento de popa.
https://www.diarioabierto.es/670119/orgullo-y-desprecio-por-nadia-calvino