■ Los colegios de Burgos, León y Valladolid subrayan la importancia de equilibrar energía nuclear y renovable para un futuro comprometido con la sostenibilidad.
Los ingenieros industriales de Castilla y León defienden que es necesario ampliar la vida del parque nuclear español existente, que suministra el 20% de la demanda anual de electricidad, unos 55.000 GWh.
“Sólo impidiendo el cierre de las centrales nucleares de España se podrá garantizar la cobertura de la demanda eléctrica, al mismo tiempo que se reducen las emisiones de CO2 que tendrían lugar si dicha producción tuviera que cubrirse en todo o en parte con ciclos combinados que quemasen gas natural”, aseguran los colegios de ingenieros industriales de Burgos, León y Valladolid, que con este posicionamiento se unen a la reivindicación del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid (COIIM), acordada en el seno de la Comisión de Energía.
En este sentido, sostienen que la sustitución del gas natural por hidrógeno verde se encuentra aún en fase embrionaria, que requiere todavía mucho desarrollo técnico y normativo antes de su aplicación generalizada en red de forma segura y competitiva.
Los ingenieros industriales abogan por la “prolongación controlada y segura de las licencias de operación del parque nuclear actual como la mejor forma de gestionar el futuro de nuestro sistema eléctrico y los riesgos geopolíticos que puedan resultar del suministro de gas natural”.
Al menos, aseguran, “hasta que las energías renovables y el almacenamiento de larga duración estén plenamente implantados”.
Contexto
La Unión Europea busca frenar el cambio climático reduciendo emisiones de CO2, pero la crisis energética, agravada por la guerra en Ucrania y otros factores geopolíticos, ha puesto en evidencia la dependencia del gas natural, en particular del ruso. Lo que se ha visto reflejado en la inclusión de la energía nuclear como complemento de las renovables en la taxonomía verde y en la reforma del mercado eléctrico acordada a finales de 2023, bajo la presidencia española. La vuelta a la energía nuclear es, en la actualidad, una opción ante las disrupciones geopolíticas o los inviernos fríos.
A pesar de los riesgos de suministro y precio asociados a la alta dependencia exterior del gas natural para producir electricidad, el Gobierno de España defiende seguir con los planes del cierre nuclear progresivo, que pretende ejecutar entre 2027 y 2035, según el Plan Nacional de Energía y Clima y el acuerdo alcanzado en 2019 entre el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), Enresa y las compañías eléctricas propietarias de las centrales.
Por otra parte, aunque las renovables cubrieron más del 50% de la demanda eléctrica en 2023, la relativa lentitud en su despliegue y del almacenamiento, tanto de corta como de larga duración para dar estabilidad a su intermitencia, además del retraso en las inversiones en las redes de transporte y distribución, plantean desafíos relativos a la cobertura de la demanda a partir de 2025 que se van trasladando a la opinión pública.
La actividad nuclear en España
España cuenta con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), un organismo regulador de la actividad nuclear de las centrales del país, riguroso, independiente y reconocido internacionalmente por la valía, alta cualificación y el buen hacer de sus técnicos. El CSN vela por el cumplimiento exhaustivo de la normativa sectorial nuclear y promueve las mejores prácticas a nivel internacional. Esto constituye una gran fortaleza frente a retos como una posible ampliación de la vida operativa de las plantas o una adecuada gestión del combustible descargado.
Países vecinos como Francia seguirán empleando centrales nucleares y, posiblemente, Marruecos también desarrolle su propio programa nuclear. Si el programa español de cierre de centrales continúa en los términos previstos en 2019, conviviremos con las contrapartidas de un muy bajo e hipotético riesgo, pero sin aprovechar ninguna de las ventajas contrastadas de la aportación de la energía nuclear a nuestro mix energético y a nuestra riqueza tecnológica.
Con respecto al combustible descargado de las centrales, los ingenieros industriales destacan que está muy concentrado, lo cual facilita su control. No obstante, este combustible sería mucho más gestionable si se ubicara en un único emplazamiento centralizado, en lugar de en las siete centrales, incluida Garoña, durante unos 50 años. En todo caso, en la industria nuclear, hasta el más mínimo residuo generado en su desarrollo está controlado, por lo que no supondría riesgo alguno.
Sobre los ingenieros industriales en CyL
Castilla y León cuenta con cerca de 1.700 colegiados que ejercen la profesión de ingeniero industrial. Los Colegios representan a los ingenieros industriales que desarrollan su actividad profesional en multitud de sectores, así como a alumnos de escuelas de Ingeniería. También trabajan de forma coordinada y directa con las administraciones públicas y la sociedad en general.
La Delegación de Valladolid del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, COIIM, nació en junio de 1951 con el fin de facilitar el progreso de la profesión de ingeniero industrial y atender sus necesidades. En concreto, la Delegación de Valladolid cuenta con cerca de 900 ingenieros, lo que la convierte en la más numerosa de todas las existentes, pues el COIIM abarca ámbitos territoriales en varias comunidades autónomas. Además, el COIIM, en CyL tiene delegaciones en Salamanca, Segovia, Soria y Zamora y representación en Ávila, con más de 200 miembros en conjunto.
El Colegio Oficial de Ingenieros Industriales Burgos y Palencia se creó en 1999 como resultado de la segregación del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Santander, Burgos y Palencia; y aglutina unos 300 profesionales.
León cuenta desde 2014 con Colegio propio, nacido por segregación del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Asturias y León, incorporando cerca de 350 ingenieros.