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Las costuras europeas se aflojan

17/10/2023

Hernando F. Calleja

Han coincidido casi en el tiempo la cumbre Europea de Granada y las previsiones de otoño del Fondo Monetario Internacional y ambos acontecimientos dejan un sabor ciertamente amargo en lo que se refiere a la Unión Europea y por ende a España.

¿Podría establecerse alguna relación entre los pronósticos económicos del FMI y los resultados de la reunión de la nomenklatura de la Unión? Sí. La tibieza, la mediocridad y la frustración.

Si empezamos por la economía, podemos hacerlo con la lacónica descripción de las perspectivas que ha elaborado el FMI, que hizo su directora gerente Kristalina Georgieva: “Anémico”.

Estamos abocados a un crecimiento mínimo en la zona euro, del 0,7 por ciento este año y de l 1,2 por ciento en 2024, con rectificaciones a la baja respecto de las previsiones anteriores y eso que aún no se había producido el estallido bélico entre Israel y Hamás, un conflicto que se suma a la guerra abierta de Rusia contra Ucrania y que empeora aún las condiciones objetivas para el desempeño económico.

A la persistencia de la inflación se une la inestabilidad a las puertas de la UE y ahora la sempiterna contienda larvada que, al aflorar, tanto ha influido en los precios internacionales del petróleo en otras ocasiones. O sea, que de rectificar las expectativas económicas sería para empeorarlas, probablemente.

La cumbre de Granada tampoco ha tenido mejores perspectivas políticas que ofrecer. La Unión da señales de empantanamiento.

Alguna vez he comentado aquí la confianza que me inspiraba la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Layen. Cuando tuve ocasión de hablar con ella hace un tiempo no estuve nada remiso a manifestarle esta admiración. Hoy no podría decir lo mismo.

La cumbre europea y las reuniones institucionales vuelven a mostrar dudas, vacilaciones, retrocesos incluso, en materias tan importantes como la cohesión. Es incongruente a todas luces plantear calendarios, por vagos que sean, para nuevas adhesiones mientras se resquebraja la UE actual por mor de
cuestiones como la incapacidad de encauzar los contenciosos abiertos con Hungría y Polonia y quizás pronto Eslovaquia, en materia de derechos humanos. Me ronda estos días en la cabeza una frase de Jan Werner Mueller que venía decir que los liberales (los demócratas, diría yo) raras veces tienen algo parecido a un plan para el día después de una votación en la que ocurra algo parecido a lo que ha pasado en Eslovaquia. Creo que tiene razón.

La Unión no ha manejado las iniciativas húngaras y polacas con la debida autoridad y con un planteamiento coercitivo decidido. Sé que puede sonar duro, pero la Unión ya ha pasado por una salida
voluntaria con el Reino Unido. No creo que no pueda afrontar una expulsión si no se cumplen a rajatabla las cuestiones de principio que son el alma de la Europa Unida.

Tampoco en materia de inmigración hemos demostrado la entereza colectiva necesaria. Cada palo aguanta su vela y los mediterráneos llevamos las de perder. Los responsables de la Comisión y del Consejo no han hecho los deberes y no han pasado de formular vagos planes voluntaristas. Otra decepción.

Acaso pronto tengamos que lamentar que la Unión Europea deje de ser la primera potencia mundial en valores. Para algunos de nosotros sería como haber echado por tierra los esfuerzos de media vida.

https://www.diarioabierto.es/674930/las-costuras-europeas-se-aflojan  

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