El contrato licitado por la Agencia Europea de Medioambiente se enmarca en el proyecto Copernicus y consiste en ‘escanear’ en muy alta resolución las 24.298 áreas que integran la red de espacios protegidos más extensa del mundo, para conocer el estado actual de la biodiversidad.
La Agencia Europea de Medioambiente (EEA), a través del Servicio de Vigilancia Terrestre de Copernicus (CLMS, por sus siglas en inglés), ha adjudicado a un consorcio internacional liderado por la empresa tecnológica de Grupo Tecopy, Cotesa, y la Universidad de Oviedo, el contrato de ‘Áreas protegidas’ (EU-Protected Areas) para la actualización cartográfica de la Red Natura 2000, el más extenso espacio natural protegido del mundo.
Es la primera vez que la EEA confía la coordinación de un contrato de estas características a un consorcio internacional liderado una empresa española, cuya oferta ofrece las ventajas de la colaboración entre una empresa tecnológica y la universidad. Además de Cotesa, el proyecto cuenta con la participación del grupo francés CLS (partner principal) y la empresa belga Evenflow.
El objetivo de este contrato es conocer el estado actual del suelo —cobertura y uso— de todas las áreas protegidas de la Red, que se elevan a 24.298, cuya extensión supera los 735.000 kilómetros cuadrados.
Con la incorporación de la IA
Es también la primera vez que se plantea la actualización de la información cartográfica de toda la superficie de Red Natura, ya que el proyecto anterior (N2K) solamente alcanzó 4.790 espacios protegidos, la quinta parte de los existentes.
Este objetivo se podrá alcanzar gracias a una de las innovaciones más destacadas del proyecto, que es la incorporación de la inteligencia artificial (IA) y del proceso cartográfico semiautomático, enriquecido a su vez con información homogénea y de calidad de dato ‘in situ’ de cada área biogeográfica.
De esta manera, en el plazo de casi cuatro años, el Servicio de Vigilancia Terrestre de Copernicus de la EEA contará con una completa y actualizada información sobre el estado de los hábitats de la Red mediante el análisis de series temporales de imágenes satelitales (Sentinel 1 y 2) desde 2017, sometidas estas últimas a procesos de IA y super-resolution, así como otras imágenes de muy alta resolución (VHR) procedentes de distintas misiones satelitales para los años 2021 y 2024.
Esta información permitirá analizar la evolución de todas las áreas protegidas y, en consecuencia, tomar las decisiones más convenientes en orden al objetivo fundacional de Red Natura 2000, que es la protección y conservación de la biodiversidad.
En todo caso, aunque el nuevo planteamiento supone un cambio de método, el servicio mantendrá su denominación anterior (N2K) para referirse al producto actual, preservando su legado y familiaridad, si bien el objetivo es generar una nueva metodología que permita consolidar un modelo estable en el futuro.
Con este propósito, el consorcio ha decidido incorporar adicionalmente a su plan de trabajo la realización de una serie de proyectos piloto, que consistirán en la identificación de todos los tipos de hábitats de Red Natura en diferentes regiones europeas, uno de ellos en la región cantábrica (norte de España).
La realización de estos pilotos contribuirá a desarrollar un modelo de metodología futura que dé respuesta a los requerimientos de la Directiva Hábitats de 21 de mayo de 1992 y otras políticas ambientales de la Unión Europea.
Una referencia para el futuro
Aurelio García Rochera, director del área de Análisis Geoespacial y Observación de la Tierra (Ageo) de Cotesa, ha asegurado que se trata de “un proyecto de base estratégica para nuestra compañía”, que “va a marcar una directriz muy importante en otros servicios y productos del Servicio de Vigilancia Terrestre de Copernicus en lo que queda del 2024 y 2025, como son Corine Land Cover, Riparian zones y Coastal zones”.
García Rochera considera que la clave de que este producto se vaya a convertir en una referencia para el futuro, inaugurando una nueva etapa, “es por la metodología basada en inteligencia artificial y un gran porcentaje de automatismos, frente a los tradicionales métodos cartográficos totalmente manuales que se realizaban anteriormente para ejecutar estos servicios”.
Por su parte, Borja Jiménez Alfaro y Jose Manuel Álvarez-Martínez, investigadores de la Universidad de Oviedo, destacan que la cartografía de vegetación y cambios en el paisaje es esencial para la Red Natura 2000, ya que proporciona una herramienta fundamental para la conservación y gestión sostenible de los espacios naturales, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos clave.
“El proyecto supondrá un avance importante sobre otros productos similares y anteriores, pues el producto final proporcionará información sobre los patrones de biodiversidad existentes en la Red Natura 2000 a escala europea, sentando las bases, junto con los proyectos piloto, de un plan de seguimiento de los tipos de hábitats y especies de interés en el futuro”, afirman ambos investigadores.